miércoles, 25 de abril de 2012

Alcoholismo peligroso


Más allá de la típica y molesta resaca del día después, beber alcohol en exceso puede causarle daños graves a nuestro organismo.



El intenso dolor de cabeza, la sensibilidad visual a la luz, el zumbido en los oídos, los mareos, vómitos y el malestar general, son sólo la punta del iceberg de todos los variados trastornos físicos y también mentales que puede dejar en nuestro cuerpo una borrachera.
Pero más allá de la típica y molesta resaca del día después, beber alcohol en exceso puede causarle daños graves a nuestro organismo que, en muchos casos, son irreparables.
Esto lo conoce muy bien Cristina, una hispana de 37 años residente en las cercanías de Nueva York, quien debido al alcohol tuvo que ser hospitalizada de emergencia varias veces el año pasado.
"En dos ocasiones me intoxiqué y tuve que ir al hospital y allí me dijeron que mi hígado estaba dañado por tanto alcohol y que no podía seguir bebiendo porque eso me iba a provocar cirrosis hepática", cuenta la joven que ahora acude a un programa de Alcohólicos Anónimos en Queens.
Otro que decidió unirse a Alcohólicos Anónimos (AA) para alejarse de la bebida y los daños que esta le estaba causando a su cuerpo fue Emilio, un inmigrante latino que reside en East Elmhurst, en el mismo estado del este del país.
"Yo no comía ni dormía porque estaba siempre borracho y fui a parar a la emergencia de un hospital a los 18 años. Allí me dijeron que si volvía a beber el páncreas me iba a reventar y me iba a morir", recuerda el joven de 26 años.
Desafortunadamente, no todos corren con la misma suerte de Cristina y Emilio quienes están vivos de milagro para contar su historia. Según estadísticas del Instituto Nacional de Abuso de Alcohol y Alcoholismo de Estados Unidos (NIAAA, en inglés), cada año mueren cerca de 79,000 personas a causa del uso y abuso del alcohol.
Enfermedad dual
Aunque muchos lo desconocen -o no lo quieren admitir-, el tomar alcohol en exceso contribuye a una serie de problemas de salud que afectan al cuerpo en su totalidad. De hecho, al alcoholismo se le conoce como una "enfermedad dual" porque causa daños tanto físicos como psicológicos.
Desde enfermedades y fallas cardíacas, hepáticas, renales y cáncer, hasta demencia, depresión y ansiedad, son muchas las secuelas irreparables que deja el abuso del alcohol. A esto se le suman apoplejías, coma y muerte.
"La bebida crónica causa que el cerebro se encoja en tamaño, reduzca sus habilidades para realizar algunas funciones y afecta la memoria", informa el doctor Sam Zakhari, director de la División de Metabolismo y Efectos de Salud del NIAAA.
"El segundo órgano más afectado por el alcohol es el hígado. Si la persona bebe mucho y por un período largo de diez a 20 años, puede terminar sufriendo de fibrosis y cirrosis del hígado, que es una seria enfermedad cuyo único tratamiento es un trasplante de ese órgano", agrega además el doctor Zakhari.
"El corazón también se ve afectado. La bebida crónica debilita el músculo del corazón por lo que no puede bombear sangre normalmente, y se va agrandando en tamaño, causando una condición conocida como cardiomiopatía", acota.
Zakhari indica que otros daños serios pueden ocurrir en el sistema inmunológico, el endocrino y el nervioso. También puede causar osteoporosis porque los huesos se hacen más frágiles y se pueden romper fácilmente. Además, el alcohol está relacionado a varios tipos de cáncer como el de hígado, páncreas, colon, esófago, estómago, laringe, boca y el trato digestivo.
Como si fueran pocos todos los riesgos de salud que causa el alcohol, se le agregan consecuencias sociales y de comportamiento, tales como la violencia doméstica, agresión contra desconocidos, accidentes automovilísticos, caídas, relaciones sexuales sin protección, consumo de drogas, suicidios y homicidios.
Familia alcohólica
A diferencia de lo que muchos creen, el alcoholismo –o dependencia del alcohol– no es únicamente un problema moral o de comportamiento.
Se trata también de una seria enfermedad de origen mental y hereditario.
El doctor Zakhari aclara que los daños causados por el alcohol dependen de la herencia genética de la persona, de la cantidad de veces al mes que bebe en exceso, y, finalmente, si tiene historia familiar de enfermedades como cáncer o problemas cardíacos.
"Si el padre o la madre son alcohólicos, los niños tienen mayor riesgo de ser alcohólicos. Mucha gente comienza con un trago y luego aumenta hasta siete y dice: "no puedo hacer nada porque eso está en mis genes", pero eso no es excusa", asevera el doctor Zakhari.
"El alcohol afecta a las personas de forma diferente, por lo que deben consultar con su médico sobre si pueden tomar y cuánto, pero hay gente que no debe tomar del todo: mujeres embarazadas o que están tratando de quedar embarazadas", aconseja el experto.
"Las personas que están tomando medicinas también deben tener mucho cuidado. La mezcla de alcohol con anti-histaminas, antibióticos, tranquilizantes u otras drogas de prescripción, puede ser muy peligrosa", exhorta.
Fuente: laopinion.com
Autor: Pedro F. Frisneda

La proteína de la cocaína

La exposición a la cocaína disminuye la actividad de una proteína necesaria para el funcionamiento normal del sistema de recompensa del cerebro.



Una investigación de Centro Médico Mount Sinai en Nueva York (EE.UU.) revela que la exposición repetida a la cocaína disminuye la actividad de una proteína necesaria para el funcionamiento normal del sistema de recompensa del cerebro, potenciando así la sensación de recompensa por el consumo de cocaína, lo que conduce a la adicción. 
Los investigadores, cuyo trabajo se publica en Nature Neuroscience, también han sido capaces de bloquear la capacidad de exposición a la cocaína para inducir a la adicción. Los hallazgos proporcionan la primera evidencia de cómo la cocaína cambia la forma y el tamaño de las recompensas de neuronas en un modelo de ratón.
A pesar de que los resultados son muy preliminares y todavía harán falta mucho pasos para llegar a un ensayo clínico en humanos, los investigadores afirman que el hallazgo abre la puerta a una nueva vía para el tratamiento de la adicción a la cocaína.
«Prácticamente no hay pautas de medicamentos para la adicción a la cocaína, únicamente la psicoterapia y una intervención temprana con vacunas», señala el investigador principal del estudio, Eric Nestler.
«La investigación aporta nueva información sobre cómo la cocaína afecta el centro de recompensa del cerebro y cómo podría ser reparado», explica Nestler, quien resalta que este es el primer trabajo llevado a cabo en un cerebro in vivo, donde ha sido posible controlar la actividad de una proteína, dentro de las células nerviosas en tiempo real.
Fuente: abc.es
Autor: C.P.C.

La cocaína nos envejece el cerebro


El uso crónico de la cocaína acelera el proceso de envejecimiento del cerebro, según una investigación realizada en la Universidad de Cambridge (Reino Unido). El estudio, publicado en Molecular Psychiatry, observó que la pérdida de materia gris en el cerebro, relacionada con la edad, es mayor en las personas dependientes de la cocaína, que en la población sana.
Los investigadores escanearon los cerebros de 120 personas con la misma edad, sexo y cociente intelectual (C.I.) verbal. La mitad de los individuos tenía una dependencia a la cocaína, mientras que la otra mitad no tenía antecedentes de trastornos de abuso de sustancias. Los expertos observaron que la tasa de pérdida de volumen de materia gris relacionada con la edad, en personas dependientes de la cocaína, fue significativamente mayor que en los voluntarios sanos.
Según el estudio, los consumidores de cocaína pierden cerca de 3,08 ml de volumen cerebral por año, casi el doble que los voluntarios sanos (que sólo pierden alrededor de 1,69 ml por año). Esta disminución en el volumen del cerebro fue más prominente en la corteza prefrontal y temporal, regiones importantes del cerebro que están asociadas con la atención, la toma de decisiones, la autorregulación, y la memoria.
Envejecimiento prematuro
Algunos estudios previos han demostrado que los cambios psicológicos y fisiológicos típicamente asociados con la vejez, como el deterioro cognitivo, la atrofia cerebral y la inmunodeficiencia, también se observan en personas de mediana edad dependientes de la cocaína. Sin embargo, esta es la primera vez que el envejecimiento prematuro del cerebro ha sido asociado con el abuso crónico de cocaína.
La coordinadora del trabajo, Karen Ersche, explica que, «a medida que envejecemos, todos perdemos materia gris; sin embargo, hemos observado que los usuarios crónicos de cocaína pierden materia gris de una forma significativa, a mayor velocidad, lo que podría causar envejecimiento prematuro. «Nuestros resultados, por lo tanto, proporcionan una nueva comprensión de los déficits cognitivos típicos de la vejez observados frecuentemente en los usuarios crónicos de cocaína de mediana edad».
Los científicos también destacan que el envejecimiento prematuro en los usuarios crónicos de cocaína es un problema emergente de salud pública. En este sentido, laOficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito estima que la cocaína es utilizada por más de 21 millones de personas en todo el mundo. Ersche considera que estos resultados «demuestran claramente la necesidad de estrategias de prevención para hacer frente al riesgo de envejecimiento prematuro, asociado con el abuso de cocaína. Los jóvenes necesitan ser educados sobre el riesgo a largo plazo del envejecimiento prematuro, relacionado con el consumo de cocaína». El envejecimiento acelerado no se limita a los jóvenes, sino también a los adultos mayores que abusaron de drogas, como la cocaína, en la edad adulta temprana.
Fuente: abc.es 

Científicos españoles hallan la molécula responsable de propagar el VIH en el cuerpo


Facilitará la creación de fármacos para frenar la acción del virus. Supone un avance para desarrollar una vacuna para erradicar el sida.

Científicos españoles han identificado la molécula que utiliza el VIH para propagarse por el organismo, un hallazgo que facilitará la creación de nuevos fármacos más eficaces para frenar la acción del virus y que supone también un paso más en el desarrollo de la vacuna para erradicar el sida.
El estudio de científicos del Instituto de Investigación del Sida IrsiCaixa, que publica la revista internacional "Plos Biology", demuestra que el virus del VIH tiene en su cubierta unas moléculas, llamadas gangliósidos, que utiliza para penetrar en las células dendríticas.
En general, este tipo de células son las responsables de capturar y trocear los virus (fagocitar los patógenos) que entran en el organismo para trasladarlos hasta los ganglios, que son un importante centro de control del sistema inmunitario en el que se crean sustancias para destruir los virus y acabar con la infección.
Como si de un Caballo de Troya se tratara, en las infecciones del sida el VIH se esconde en las células dendríticas y cuando estas células llegan a los ganglios, el virus destruye el sistema inmunitario, atacando concretamente a los linfocitos T CD4.
"Con este hallazgo hemos logrado acotar la interacción molecular entre el VIH y las células dendríticas", ha explicado este martes en conferencia de prensa el coordinador del estudio, Javier Martínez-Picado, que es el investigador de la Institución Catalana de Investigación y Estudios Avanzados (ICREA) y del IrsiCaixa.
Los investigadores no sólo han identificado la función de esta molécula clave en la propagación del virus, sino que han demostrado que eliminando los gangliósidos del VIH se evita que las células dendríticas puedan internalizarlo.
Nuevos fármacos
Siguiendo esta nueva diana terapéutica, los investigadores del IrsiCaixa, instituto impulsado por la Obra Social La Caixa y por la Generalitat, trabajarán en fórmulas para crear fármacos que bloqueen la interacción entre el virus y las células dendríticas y que serían complementarios a los tratamientos ya existentes.
El director del IrsiCaixa, Bonaventura Clotet, ha augurado que estos nuevos fármacos serían más eficaces y estables que los tratamientos actuales porque serían menos vulnerables a las mutaciones del virus.
Asimismo, el hallazgo supone un paso más en el desarrollo de la vacuna en la que trabaja el IrsiCaixa a través de su proyecto HIVACAT con el fin de erradicar la enfermedad, un hito por ahora imposible.
Los tratamientos actuales con antirretrovirales sólo frenan la acción del VIH, pero no lo destruyen del todo, porque resiste en algunos reservorios del cuerpo humano, como los ganglios.
Gracias a este estudio, en el que han participado investigadores del Consejo Superior de Investigación Científicas (CSIC) y la Universidad de Heidelberg de Alemania, se vislumbra la vía por la que se pueden hacer entrar los inmunógenos y los fragmentos de microbios desactivados de la vacuna hasta el sistema inmunológico para que éste desarrolle resistencias y se entrene para poder destruir definitivamente el virus.
Inversión en investigación
Clotet ha destacado que los investigadores están "esperanzados" en poder definir los primeros inmunógenos en un periodo de tres años y ha revelado que, desde hace tres meses, se están haciendo las primeras pruebas en ratones.
Sin embargo, para poder llegar a comercializar tanto fármacos como una vacuna a partir del nuevo hallazgo pasará al menos una década, según los expertos.
Clotet ha subrayado la importancia de invertir en investigación porque, si se logra una vacuna, se ahorrarán los millones de euros que se dedican a los fármacos que deben tomar los enfermos durante toda la vida.
En este sentido, Clotet ha considerado que es "poco razonable" la decisión del Gobierno de reducir hasta un 30% la dotación del Plan Nacional de Investigación, lo que ha comprometido la financiación del IrsiCaixa.
Este instituto está financiado en un 40% por fondos del Estado y europeos, mientras que el resto lo aporta la Obra Social La Caixa, la Generalitat y la farmacéutica Esteve. "La excelencia en la investigación que aún mantiene España no se ha hecho en dos días, pero se puede echar por tierra en dos días", ha advertido Clotet.
Con 34 millones de infectados en todo el mundo, el sida continua siendo una enfermedad muy extendida, que sigue matando en los países más pobres por la falta de acceso a los tratamientos.
En España, el sida ya hace años que no es letal y se ha convertido en una enfermedad crónica, con una esperanza de vida equivalente a la de la población no infectada, peroel ritmo de contagios ha aumentado un 17% en la última década y, además, uno de cada cuatro infectados no sabe que vive con el virus.
Fuente: elmundo.es/elmundosalud - EFE 

lunes, 23 de abril de 2012

REDUCCION DEL DAÑO


Reducción de daños asociados al uso de drogas. Programa de mantenimiento y deshabituación con metadona en Centros de Integración Juvenil. Reducción de daños La pandemia del SIDA y su vinculación con el uso de drogas ha despertado la polémica entre distintas posiciones que existen desde hace tiempo. Tales posturas se expresan por un lado, en una política cuya prioridad es la disminución del uso de drogas y, por otro, la prioridad se centra en la disminución de las consecuencias negativas de dicho uso. Se estructuran así dos corrientes: la abstencionista y la de reducción del daño.
Corriente abstencionista: El discurso preventivo del SIDA se orienta hacia la abstención de aquellas conductas consideradas de riesgo. Así, para las infecciones por transmisión sexual, las recomendaciones se centran en la castidad y la pareja estable monogámica, y para la transmisión sanguínea ligada a los usuarios de drogas inyectables (UDIs) el mensaje es la suspensión de consumo.
La Reducción del daño:
Los programas de reducción de daño se centran en la “disminución de los efectos negativos del uso de drogas, para disminuir la morbi-mortalidad y las consecuencias psico-sociales asociadas al consumo y mejorar así la calidad de vida de los usuarios de sustancias adictivas” También llamada reducción de los riesgos o minimización de los daños, aquí el discurso preventivo recomienda el uso del preservativo y el empleo exclusivamente personal (no compartido) de los equipos de inyección.
La reducción del daño se orienta a disminuir la morbilidad y mortalidad, prevenir enfermedades transmisibles, favorecer la accesibilidad a los servicios asistenciales y mejorar la calidad de vida de los usuarios de drogas.
No pretende la abstinencia del consumo de drogas, sino que trata de reducir las consecuencias que éstas provocan, admitiendo la dificultad que muchas personas presentan para suspender el consumo. No procuran reemplazar los servicios dirigidos a la abstinencia sino que son un complemento indispensable.
La reducción del daño involucra una amplia variedad de intervenciones. Puede incluir el cambio de las sanciones legales asociadas al uso de drogas, puede mejorar la accesibilidad de los usuarios de drogas a los servicios de tratamiento, puede tender a cambios en la conducta de los usuarios de drogas a través de la educación, puede también dirigirse a modificar la percepción social acerca de las drogas y de los usuarios de las mismas.Aunque en la mayoría de los países los programas de reducción de daños se han desarrollado prioritariamente en torno al consumo de drogas inyectables, su campo de acción es más amplio y su metodología es aplicable a cualquier tipo de usuarios de droga y a diversos tipos de daños.
La evaluación de los Programas de Reducción de Daños indica que no han producido los efectos negativos que algunos presagiaban. La bibliografía internacional concluye que los programas de intercambio de jeringas reducen la transmisión del VIH, sin promover un aumento en el consumo de drogas. Tampoco aumentan el número de jeringas abandonadas en la vía pública.
Los Programas de Reducción de Daños constituyen una alternativa eficaz para prevenir la infección y transmisión del VIH, así como del Virus de la Hepatitis B y C, además de ser en sí mismos un modelo de acercamiento y tratamiento de los problemas ocasionados por el uso de drogas.
 Intercambio y distribución de Jeringuillas.
 Programas de mantenimiento con metadona. – PMM
 Cambios en las vías de administración. 
 Outreach: Educación sanitaria en la calle
 Lugares de acogida
 Salas limpias para inyección ( Narcosalas)
 Programas de intervención con bajos umbrales de exigencia
 Programas de prescripción de heroína
 Prevención de la mortalidad por sobredosis.
Programas de mantenimiento con metadona han demostrado su eficacia:
 Reducción en el uso de heroína.
 Disminución en la criminalidad y mortalidad
 Prevención en el contagio de VIH-SIDA, Hepatitis B y C. 
Económicamente rentable por la disminución de la criminalidad y número de
infecciones por VIH.
Supuestos teóricos:
• A los consumidores de drogas se los describe como personas que descuidan y desentienden su salud. Sin embargo esta población tiene una gran preocupación acerca de su potencial exposición al VIH, así como una actitud de cooperación en la recolección de información que les ayude a evitar la infección. 
• Existe un prejuicio que supone la continuidad de la práctica de compartir agujas y jeringas para el consumo de drogas, aún si se le facilita el acceso a ellas y su distribución. Luego de numerosas investigaciones, donde por ejemplo las jeringas eran de venta libre en las farmacias francesas, el 95% de los entrevistados manifiestan no compartirlas. El incriminar la posesiónde jeringas y su escasa circulación en el mercado contribuyen a fomentar las prácticas de compartirlas. 
• La creencia que sostiene que los programas de reducción del daño estimulan el consumo de drogas al actuar como una suerte de justificación de dicho consumo. No hay evidencias que los programas de sustitución alejen a los consumidores de los programas de recuperación (supresión del consumo). En lugar de alejarlos, las medidas de reducción del daño se constituyeron en efectivos instrumentos de motivación para el ingreso al tratamiento.
EN CENTROS DE INTEGRACIÓN JUVENIL, el programa de reducción de daños para pacientes usuarios de drogas por vía intravenosa tiene como meta, lograr que las personas con historia de abuso y dependencia de heroína y otros opiáceos, las personas en rehabilitación y las personas en riesgo de caer en estos problemas, sean evaluadas y tratadas con dignidad y respeto para que la discriminación, estigma, factores comórbidos asociados y otras actitudes sociales similares, que obstaculizan su recuperación, sean eliminados.
Se ubica al abuso y dependencia de heroína, como un trastorno de salud mental tratable, para el cual se proporciona a los pacientes atención oportuna, eficiente, con servicios de alta calidad, al alcance de sus posibilidades económicas, de fácil acceso y proporcionado por personal experto y capacitado.
Para tal fin se han implementado dos programas de sustitución con agonistas opiáceos para el tratamiento de personas con dependencia y adicción a heroína y otros derivados del opio.
Las clínicas se instalaron en dos ciudades de la frontera norte del país, debido a la alta prevalencia de la adicción a heroína en estos lugares. En ambas clínicas, se siguen los lineamientos internacionales que regulan la operación de los programas de sustitución con metadona o con buprenorfina. 
La primera de las clínicas tiene cuatro años funcionando en Ciudad Juárez con un programa de mantenimiento y deshabituación con metadona.
En septiembre de 2007, se inició en la ciudad de Tijuana otro programa de este tipo, con la utilización de buprenorfina, opiáceo de acción mixta (parcialmente agonista y antagonista). 
El objetivo del programa de metadona o buprenorfina es lograr la estabilización clínica de las personas dependientes de opiáceos ilegales a través de la administración de metadona o buprenorfina, para reducir el uso ilícito, los síndromes de intoxicación y abstinencia, las conductas de riesgo y daño, promoviendo la deshabituación, rehabilitación y reinserción social. Las fases del programa se presentan en el cuadro 1. Consta de tres etapas, en la primera se evalúa al paciente, se sustituye el abuso de heroína por la metadona,
titulando la dosis ideal para cada paciente y tiene una duración de dos semanas aproximadamente. Durante este tiempo se atienden y resuelven los problemas agudos relacionados: sobredosis, síndrome de abstinencia.
En la fase dos, de duración variable, se mantiene estable al paciente por espacio de tres a seis meses, dependiendo de su evolución. La dosis de metadona permanece sin cambios, ya que no crea tolerancia. Esto permite la intervenciónterapéutica y la rehabilitación social y familiar.
Cuando el paciente está dispuesto a llegar a la abstinencia de drogas, se inicia la fase tres que tiene una duración de cuatro a seis meses y durante la cual se favorece la reinserción escolar y laboral y se inicia la reducción gradual delmedicamento hasta ser suspendido.  
Resultados  Actualmente, la clínica de metadona atiende a un promedio de 130 pacientes diariamente. El enfoque del programa es otorgar atención integral con serviciosmédico, psicológico, trabajo social. Los servicios más frecuentes, son: terapia individual (90%), fármacoterapia (52%) y rehabilitación (25%), aunque con menor frecuencia el tratamiento se complementa con terapia familiar y orientación e información.
Se tienen convenios con maquiladoras para que se contraten a los pacientes de este programa y con instituciones educativas, para becar a los pacientes que desean terminar estudios.
Participación internacional de CIJ El Comité Especial Internacional sobre Políticas Estratégicas contra las Drogas se reunió en Bélgica el 27 y 28 de febrero del 2005 para discutir las políticas de drogas más eficaces y hacer esta declaración sobre la llamada “REDUCCIÓN DE DAÑOS”.
CIJ, se unió a las conclusiones:
• Apoyamos la posición de las Naciones Unidas que indica que el objetivo primordial de las políticas y estrategias nacionales y mundiales acerca de las drogas debe ser la prevención y poner fin a su consumo.
• Estamos de acuerdo con las Naciones Unidas cuando afirma que la reducción en la demanda es el pilar fundamental de políticas sensatas sobre drogas.
• Apoyamos la abstinencia de drogas como una meta razonable y alcanzable que se puede lograr con la Salud Pública.
• Ratificamos las políticas de prohibir el consumo de drogas ilegales o el empleo destructivo de las mismas.
• Las políticas acerca de las drogas que reconocen el hecho que existen unas medidas temporales diseñadas a reducir los daños con la finalidad de lograr la abstinencia total, son fundamentalmente distintos de las políticas de la llamada “Reducción de Daños” que trata al consumo de drogas como si fuera inevitable. 
• Nos oponemos a las estrategias de “Reducción de Daños” cuya finalidad es promover la noción falsa que señala que existen maneras seguras o responsables para consumir drogas. En otras palabras, tiene estrategias, que tiene como objetivo principal mantener los comportamientos adictivos, destructivos y compulsivos, engañando a los consumidores con respecto a los verdaderos riesgos de ciertas drogas, mientras que ignoran otros por completo.

¿Son necesarios los programas de reducción de daños en el tratamiento de la dependencia alcohólica?


1. INTRODUCCION
El concepto de disminución de daños y riesgos se comienza a utilizar con amplitud en el mundo de las adicciones a finales de los 80, sobre todo como respuesta a las consecuencias de la infección por VIH en usuarios de drogas por vía parenteral. La gravedad del SIDA hace que su control se haga prioritario y relegue a un segundo término el control de la enfermedad adictiva. Si se llega a la necesidad de optar entre el control de la enfermedad adictiva y el control de la complicaciones del consumo, en este caso el SIDA, es porque las estrategias que existían para el control de la enfermedad adictiva, los programas libres de drogas, no solo no conseguían la abstinencia ni reducían el consumo en un gran porcentaje de pacientes, sino que además alejaban a éstos de los dispositivos sanitarios. El objetivo básico de los programas de reducción de daños es conseguir el acercamiento a los dispositivos sociosanitarios como punto de partida para disminuir la mortalidad, morbilidad y mejorar la calidad de vida de estos pacientes (1-3 ).
Estos programas surgen inicialmente dirigidos a un grupo de pacientes restringidos ( HIV, embarazadas, enfermedades severas asociadas ) y con el tiempo han ido flexibilizando sus criterios y de ser programas
dirigidos a solucionar complicaciones de los adictos, pasan al arsenal terapéutico de la propia dependencia,
estableciéndose su uso como una alternativa para aquellos dependientes crónicos con múltiples recaídas donde los resultados de los programas libres de drogas no han sido eficaces.
En este sentido, desde el punto de vista del tratamiento de la dependencia de sustancias, son la cronicidad de ésta y los pobres resultados del tratamientolos que avalan el paso desde los programas libres de drogas a los programas de mantenimiento donde limi-tar los daños y riesgos del consumo son prioritarios frente a resolver la relación con el consumo.
2. DE LA CRONICIDAD DE LA DEPENDENCIA
ALCOHOLICA
La evolución de la dependencia alcohólica no es homogénea: un grupo de pacientes remite y un porcentaje alto permanece a lo largo del tiempo con un patrón de consumo y de complicaciones estable (4).
En estudios comunitarios, Ojesjo (5), estudiando la muestra Lundby Cohort a los 15 años de seguimiento,
encuentra que un 27% habían muerto, un 30% se habían recuperado y un 43% se mantenían igual o peor que en el momento de la primera evaluación. Vaillant (6), en sus muestras de “colegiales” y Core City, tras 20 a 30 años de seguimiento desde el comienzo de la enfermedad, encuentra tasas de mortalidad de 13% y 23% respectivamente, abstinencia estable de 17% y 29%, abuso crónico de alcohol de 52% y 33% y consumo sin problemas de 18% y 15%. 
En la Tabla 1 (7-15), se recogen los estudios más significativos de seguimiento a largo plazo de pacientes que inician tratamiento en un momento dado y que son reevaluados al cabo de 8 a 20 años. Aunque los resultados son diversos por la heterogeneidad de las muestras y porque a veces los criterios de evaluación no coinciden totalmente, se puede decir que entre un tercio y una cuarta parte de los que inician tratamiento siguen estando como estaban tras diez a veinte años de evolución. La combinación de distintos factores que condicionan las tasas de no remisión a largo plazo, como son la edad media de la muestra, las tasas de mortalidad y la tasa de “sin datos”, puede explicar las tasas muy bajas de no remitidos de algunos de los estudios reseñados. La disminución de las tasas de dependencia con la edad es un hecho constatado y se debería, como señala Vaillant (6), a un aumento de la mortalidad, que se ha estimado en un 2% por cada año de seguimiento (13), a una discreta incorporación a la abstinencia estable y a un porcentaje de alrededor del 10% que reanudan el consumo sin problemas (16, 10, 6, 17). 208 ¿Son necesarios los programas de reducción de daños en el tratamiento de la dependencia alcohólica? TABLA 1. Estudios de Seguimiento a largo plazo.
Autor Años N Perdidos Muerte Abst Mejoría No mejoría Lundquist (1973) 9 200 – 22.5% 28.5% 19.5% 29.5% Hyman (1976) 15 54 19% 33% 9% 15% 24% Vaillant (1983) 8 106 6% 27% 27% 4% 36.5% Edwards y al.(1983) 13 99 13% 17% 32% 38% O´Connor y Daly (1985) 20 133 30% 40% 20% 5% 5%
Cross (1990) 10 200 21% 27% 43% – 8.5% Finney y Moos (1991) 10 113 10% 17% 39% 2% 32%
Längle (1993) 10 96 5% 22% 51% 7% 15% Shaw y al. (1997) 9 112 31% 15% 28% 18% 8% 2.1. Estabilidad de los patrones de consumo Un hecho también constatado por los estudios de seguimiento a largo plazo es la estabilidad de los patrones de evolución, sobre todo de las tasas de abstinencia. Hay una constancia en las tasas de abstinencia que algunos autores señalan ya desde los primeros seis meses (18); pero que parece mucho más establecido a partir de uno ó dos años de seguimiento (19, 20), con tasas de entre el 25% y el 30% en los cortes temporales sucesivos, utilizando como período de evaluación el año anterior al corte. Esto es lo que encuentra Vaillant (21) y Längle (14) a los 2, 5 y 10 años. Al mismo tiempo, se encuentra que más de tres cuartas partes de los que estaban abstinentes a los dos o tres años seguían estándolo cinco, ocho y quince años más tarde ( 13, 6, 22 ). La estabilidad es menor en aquellos que siguen consumiendo con problemas, 2/3 de los que tenían este status a los dos años seguían teniéndolo cinco y ocho años más tarde ( 13, 22), y aún menor en aquellos con el status de bebida controlada, donde únicamente un tercio seguían manteniendo este status 15 años más tarde (6). 
Por lo tanto, las tasas de abstinencia son bastantes estables en distintos períodos evolutivos, entre un cuarto y un tercio de la muestra, mientras que aquellos con criterios de dependencia van disminuyendo con el tiempo y lo hacen fundamentalmente a costa del aumento de la mortalidad y a un porcentaje pequeño de bebedores que se incorporan al grupo de abstinentes o que mantienen distintos niveles de consumo sin problemas, lo que permite definir a la dependencia alcohólica como una enfermedad, en palabras de Vaillant (6), con una gran estabilidad en los patrones de evolución, con poca progresividad y pequeñas fluctuaciones a lo largo del tiempo dentro de un nivel de gravedad conseguido.
3. DE LOS RESULTADOS Y PAPEL DEL TRATAMIENTO
La búsqueda de tratamiento en la dependencia alcohólica, casi siempre se hace en situaciones de crisis y para resolver enfermedades y problemas que se atribuyen en mayor o menor medida al consumo de alcohol más que para abordar la dependencia, cuya existencia, características e implicaciones son desconocidas por los pacientes. Esta ausencia de conciencia de enfermedad, explicaría el por que la mitad de los que inician tratamiento se mantienen en éste poco tiempo: así, en una muestra de 161 pacientes en tratamiento ambulatorio, las tasas de abandono pasan desde el 7% al mes al 27% a los seis meses, al 37% al año y al 53% a los dos años (23). La evolución del consumo y de las complicaciones durante el tiempo que permanecen en tratamiento, suele ser buena a corto plazo y va empeorando progresivamente a lo largo del tiempo: así, en muestras ambulatorias, las tasas de abstinencia pasan del 82% al mes al 72% a los tres meses, al 44% a los seis meses, al 32% al año y al 28% a los dos años (24, 25).
Estas cifras están dentro del amplio rango encontrado por Emrick (26),en una de las primeras revisiones de eficacia de los tratamientos del alcoholismo, donde sobre 265 estudios, que englobaron a más de trece mil pacientes, publicados en inglés entre 1952 y 1961, encuentra una tasa de abstinencia de 33.8% y mejoría del consumo y de distintas áreas de funcionamiento del 67.2%. En una revisión más reciente, Monahan y Finney (27), sobre 100 estudios publicados entre 1980 y 1992, con una media de seguimiento de 10.6 meses, encuentran un rango de tasas de abstinencia entre 0% y 91% y una media de 43%. 3.1. Papel del tratamiento En las enfermedades crónicas y con recidivas frecuentes, el papel de los tratamientos en la evolución queda desdibujado, sobre todo cuando se alarga el tiempo de seguimiento y se elige como criterio de evaluación la ausencia de enfermedad. Así, Costello (28), en un metaanálisis de estudios de seguimiento de dos años, encuentra que tener trabajo y relaciones afectivas estables predecía la mitad de la varianza de resultados, mientras que al tratamiento solo se le podía atribuir un cuarto de ésta. En esta línea, el estudio Rand, conseguimientos a cuatro años, ponía de manifiesto que las características de los pacientes al entrar en tratamiento correlacionaban más con los resultados que las características de los programas de tratamiento (29), y Moos y Finney (30), en un seguimiento de diez años encuentran que el tratamiento únicamente explica el 12.3% de la varianza de resultados si se usa la abstinencia como criterio. Estos hallazgos los resumen Edwards y col.(4), diciendo que “ cuando se alarga el tiempo de seguimiento se tiene conciencia de que el tratamiento, a menudo, tiene una influencia pequeña y efímera en la evolución de la vida de los sujetos”. Vaillant (21), explica e interpreta estos resultados teniendo en cuenta y asumiendo las características de la dependencia alcohólica como una enfermedad con una tendencia a la recaída que va más allá de la voluntad y motivación de los pacientes, y le lleva a plantear una nueva y más amplia visión del tratamiento, cuyas funciones serían similares a las que cumple en otras enfermedades crónicas como la diabetes y la hipertensión, es decir: funciones de estabilización, mantenimiento y resolución de crisis y recaídas.
Algunos datos de los efectos del tratamiento a largo plazo avalarían esta posición. Así, Emrick (26), en
el estudio ya citado, concluía que los alcohólicos tratados tenían mayores tasas de mejoría que los no tratados; pero no mayores tasas de abstinencia y Moos y Finney (30) encontraban que si en lugar de las tasas deabstinencia se utiliza como criterio de evaluación la reducción del consumo, el peso del tratamiento en los resultados a largo plazo se multiplica por tres. También hay constancia de que la prolongación de los tratamientos en régimen de internamiento no aumenta las tasas de abstinencia en el seguimiento a medio plazo (31), y lo mismo ocurre con la mayor amplitud e intensidad de los tratamientos, que reducen las complicaciones y favorecen el funcionamiento de los pacientes pero no aumentan las tasas de abstinencia (32). Con los tratamientos farmacológicos los resultados son similares: las primeras revisiones de estudios de eficacia del disulfiram (33), ya encontraban que su acción principal más que aumentar las tasas de abstinencia, era reducir los días de consumo y la cantidad de alcohol consumido, y este hallazgo se repite en una revisión reciente de 24 estudios publicados en inglés entre 1967 y 1995 (34), y con los nuevos tratamientos farmacológicos, naltrexona y acamprosato, con los que el resultado más claro y más patente, y más si se prolonga el tiempo de seguimiento, es la reducción de alcohol consumido, de días de consumo, y de niveles de consumo tras la violación de la abstinencia ( 35, 36). 
Podemos concluir que, en una buena parte de los dependientes del alcohol, los tratamientos son eficaces a corto plazo y mientras se están aplicando, disminuyendo su papel a medida que va pasando el tiempo desde el inicio del mismo y a medida que se prolonga el tiempo de seguimiento, y que sus efectos se manifiestan fundamentalmente en la reducción de los niveles de consumo y en la mejora del funcionamiento y calidad de vida de los pacientes.
Cuadrado, P. 2094. DE LA PRESCRIPCION A LOS RESULTADOS
La prescripción de abstinencia absoluta surge de una manera de entender la dependencia alcohólica que gira en torno a la ausencia de control sobre el consumo una vez iniciado éste. Desde este modelo, la prescripción de abstinencia constituye un instrumento terapéutico cuyo objetivo es la consecución de la abstinencia, entendida ésta como expresión de ausencia de enfermedad. De esta forma, la abstinencia, además de prescripción, se convierte en la meta del tratamiento y en criterio de evaluación de resultados. Es necesario que haya coherencia entre la prescripción y el modelo, ya que la aceptación de la prescripción por parte del paciente lleva implícita la aceptación de una manera de entender el problema y de unas estrategias para solucionarlo, que es el punto de partida para el cumplimiento y eficacia de los tratamientos.
Ahora bien, ¿si los tratamientos reducen los niveles de consumo y las tasas de recaída, a pesar del consumo, se debe cambiar la prescripción y buscar el control de la bebida más que la abstinencia?, ¿se puede cambiar la prescripción sin cambiar el modelo, no ya en la cabeza de los terapéutas sino, lo que es más importante, en la de los pacientes?, ¿todos los dependientes serán capaces de entender que si se les dice que beban poco no quiere decir que verdaderamente esté en su mano beber poco y que su problema no es únicamente un problema de cantidad?. A estas pregunta, impensables hace unos años no ya por Alcohólicos Anónimos y otros grupos de autoayuda, defensores de la abstinencia como objetivo y como modo de vida, sino por parte de los profesionales que se manejaban con el modelo médico de la enfermedad alcohólica, se está respondiendo ya en sentido afirmativo, sin profundizar demasiado en el asunto. En esta línea van algunas de las indicaciones que se están haciendo de los nuevos fármacos, como la recomendación de su uso los fines de semana, en dependientes del alcohol con patrones episódicos, con la información al paciente de que ayuda a reducir los niveles de consumo y le evita recaídas aunque consuma, lo que supone una prescripción de bebida controlada. 
4.1. La bebida controlada
En los años 50, hasta el trabajo de Davies (16), el más citado sobre el tema, Lemere (37) había publicado un 3% sobre una muestra de 500 y Selzer y col.(38), un 16% de 83 a los 5 años. El trabajo de Davies se centró en 93 alcohólicos dados de alta en el Maudsley Hospital, de ellos 7, un 7.5%, bebían sin problemas en un período de seguimiento de 7 a 11 años. Tasas en torno al 10% se han publicado posteriormente (10, 6, 17). Cuando se analiza la estabilidad del patrón de bebida controlada, aspecto básico de cara a la predicción y evolución a largo plazo, Vaillant (6) encuentra que mientras que el 86% de los que tenían el status de abstinencia absoluta seguían teniéndolo 15 años más tarde, únicamente un 36% de los que tenían el status de bebida controlada, lo mantenían al cabo de ese mismo período, lo que le permitía concluir que el retorno a patrones estables de bebida sin problemas entre alcohólicos crónicos es improbable. Sin embargo, para los modelos psicológicos, la posibilidad de bebida controlada apoya sus ideas de la pérdida de control como un proceso adquirido y les lleva a plantearse la recaída, expresión conductual de la pérdida de control, como un fenómeno aprendido en el que intervienen múltiples factores cuyo control puede modificar el desenlace del inicio del consumo en una persona alcohólica, abriendo la puerta a la bebida controlada como objetivo terapéutico (39). Algunos factores como el papel de la prescripción y violación de la abstinencia o el papel de la atribución del control son determinantes en que se pueda dar la bebida controlada ó se termine produciendo la recaída tras el inicio del consumo. En este sentido se postula que los pacientes que se ven a si mismos como responsables del cambio en su conducta de bebida tienen más éxito en mantener el cambio, y que el caracterizar al alcoholismo como una enfermedad tiene un efecto negativo sobre los resultados, atribuyéndose la perdida de control al temor a perderlo cuando se inicia el consumo (40, 41). 
En la aparición de la recaída se da mucha importancia al efecto de violación de la abstinencia, que se define como una reacción cognitiva afectiva ante unprimer consumo tras un período de abstinencia (42).
En el fondo, el efecto de violación de la abstinencia, el “priming” de las teorías actuales, es un artefacto común a ambos modelos, que al mismo tiempo que se señala y resalta su existencia, permite el diseño de estrategias para su control: farmacològicas en el caso de los modelos biológicos y técnicas psicológicas para
el manejo de situaciones de alto riesgo en los programas de prevención de recaídas. Sin embargo, la experiencia clínica nos dice que no es un fenómeno ni nuclear ni universal en el proceso de recaída, que seguramente puede tener mucho peso en la decisión de consumir en pacientes con niveles de dependencia
moderados, que necesitan niveles altos de consumo para que la falta de control se manifieste, con una estabilidad emocional y laboral buena y con una personalidad bien dotada, que les permite poner en marcha todo un conjunto de estrategias para no seguir bebiendo; pero que tiene poco peso en la evolución a largo plazo de los dependientes del alcohol que no cumplen los anteriores requisitos y donde la violación de la abstinencia es sinónimo de recaída . Un lugar de encuentro y una buena guía clínica, entre la prescripción de bebida controlada y de abstinencia absoluta, 210 ¿Son necesarios los programas de reducción de daños en el tratamiento de la dependencia alcohólica?es el modelo dimensional de síndrome de dependencia, que plantea la abstinencia absoluta para la dependencia grave, pudiéndose plantear otros objetivos en
la dependencia ligera y moderada (43).
4.2. Papel de la prescripción en los resultados Algunos estudios nos dicen que lo que cuenta es el modelo transmitido y la congruencia entre la prescripción ligada al modelo y el criterio de evaluación de resultados. Así en la revisión de Monahan y Finney (27), que utilizaban como criterio de evaluación las tasas de abstinencia, se encuentra que aquellos programas de tratamiento con un objetivo expresado diferente a la abstinencia absoluta tienen tasas más bajas de abstinencia que aquellos con el objetivo de abstinencia. Nosotros, en un programa que prescribe la abstinencia, encontramos mayores tasas de recaída en aquellos que expresaban que su meta ideal del tratamiento era la bebida moderada (44). El papel del modelo transmitido queda también reflejado en el trabajo de Liskow y col.(45), que encuentran que la eficacia del disulfiram está no tanto en el cumplimiento del tratamiento como en lo que se transmite al paciente con respecto a lo que ocurrirá si dejan de tomarlo, y que está en línea con la interpretación que se hace en la actualidad del papel de los interdictores en la prevención de recaídas como disuasores: ayudando a decir no antes los impulsos de bebida, en el contexto de un modelo donde se transmite que el inicio del consumo supone el comienzo de la recaída.
Por lo tanto, si la prescripción de abstinencia lleva aparejado mayores tasas de abstinencia, el cambio de prescripción únicamente tendría sentido si se renuncia al objetivo de conseguir y mantener la abstinencia en función de la consecución de otros objetivos, lo que nos lleva a los programas de reducción de daños.
Todo esto sin olvidar que la prescripción de abstinencia absoluta, aunque no consiga la abstinencia, puede
llevar a reducir los niveles de consumo, por lo que no en todos aquellos que son incapaces de mantenerse
abstinentes tendría sentido cambiar de prescripción. 
5. PROGRAMAS DE REDUCCION DE DAÑOS EN
LA DEPENDENCIA ALCOHOLICA
Desde la perspectiva de los problemas derivados del consumo de alcohol, todos los programas de intervención dirigidos a población de consumo de riesgo, de consumo excesivo y de problemas relacionados
con el alcohol entrarían dentro de la categoría de programas de reducción de daños, actuando sobre los
niveles de consumo y teniendo como objetivo no la abstinencia absoluta sino el situar el consumo por debajo de un umbral que se considera de riesgo, y que siguiendo patrones anglosajones se suele situar en 140 g/semana para la mujer y 280 g/semana para el hombre(46), y en nuestro medio el Programa de Actividades Preventivas y de Promoción de la Salud que se sigue en muchos Centros de Salud establece
como límite 168 g/semana para la mujer y el doble para el hombre (47).
En el caso de la dependencia alcohólica, las actuaciones para resolver las complicaciones asociadas al
consumo, que son actuaciones de reducción de daños, se compaginan con la prescripción y el objetivo de la abstinencia absoluta como única manera de resolver la relación con el consumo. Sin embargo, en la clínica, cuando no se utilizan criterios estrictos para el mantenimiento en los programas de tratamiento, nos encontramos con un grupo de dependientes del alcohol con un nivel de deterioro somático y psicosocial importante, con una dependencia de más de 15 a 20 de años de evolución, que han seguido distintos tratamientos tanto en régimen de internamiento como ambulatorios, con múltiples y muy cortos períodos de abstinencia, y que su patrón de consumo se caracteriza por varios meses de altos niveles de consumo de alcohol (más de 150 o 200 g/día), alternando con cortos períodos de abstinencia (no más de cuatro o seis semanas ), que coinciden en parte con lo que otros autores han denominado “enfermos en tratamiento de larga duración LTD” (48).
En este grupo de pacientes los objetivos terapéuticos van dirigidos a reducir y minimizar las consecuencias del consumo, reduciendo los niveles de éste, y manejando las situaciones clínicas ligadas a la intoxicación, asi como actuando sobre el medio sociofamiliar para reducir el impacto sobre éste de la permanencia y persistencia de los síntomas de la enfermedad. Lo mismo ocurre en los programas dirigidos a los dependientes del alcohol “sin hogar”, donde se hace más hincapié en las actuaciones sobre las necesidades básicas de estas personas (alojamiento, comida, asistencia sanitaria) que sobre el consumo de alcohol (49). En estos casos el explicitar el cambio en la prioridad de los objetivos, unido a un cambio en la prescripción desde la abstinencia absoluta a la reducción del consumo podría facilitar la retención en los tratamientos y el abordaje de las complicaciones asociadas. 
5.1. Criterios de asignación
Cuando los dependientes del alcohol entran en tratamiento ni las distintas tipologías utilizadas ( 50, 51 ),
ni otros factores predicen la evolución a largo plazo (4, 52, 53). El principal factor predictivo de evolución a
largo plazo es la propia evolución a corto y medio plazo, sobre todo el criterio de abstinencia absoluta, aunque se estima entre un 3% y un 5% el riesgo anual de recaída entre aquellos que se mantienen  Cuadrado, P. 211abstinentes entre año y medio y dos años(13, 54). A mayor tiempo de abstinencia más probabilidades de mantenerse abstinente al año siguiente. Asi, en pacientes integrados en AA, estando abstinentes un año hay un 75% de probabilidades de mantenerse abstinente el siguiente año, si se esta abstinente dos años, las probabilidades se incrementan hasta el 85% y lo hacen hasta el 98% si se mantienen abstinentes durante cinco años (55). 
Lo que está por delimitar es el tiempo que se requiere estar abstinente para asegurar la abstinencia a largo plazo. Algunos autores señalan que el funcionamiento a los 2 o 3 años predice el funcionamiento a los 8 o 10 año ( 30, 56 ). Vaillant (6), estima en cinco a seis años el período que hay que tomar en consideración para que el status de bebida obtenido prediga con bastante fiabilidad el status de bebida a largo plazo.
Por lo tanto, para la asignación habría que tener en cuenta la respuesta al tratamiento y evolución durante un período no inferior a dos o tres años, que permita definir el status de consumo y la predicción del mismo a largo plazo y utilizar la latencia de recaída, tiempo que el paciente es capaz de mantenerse en abstinencia absoluta, como criterio de gravedad de la dependencia. En este sentido, si durante un periodo de tratamiento y seguimiento de más de dos años, el paciente es incapaz de mantenerse en abstinencia absoluta más de cuatro o seis semanas seguidas, estaría indicado un cambio de prescripción, pasando de la abstinencia absoluta a la reducción del consumo.  Una indicación clara son el grupo de los “sin hogar” donde entre un tercio y la mitad tienen una dependencia alcohólica (56, 57), que en la mayoría de los casos están sin tratar y a los pocos que acuden a tratamiento se les ofrecen programas terapéuticos generales, con prescripción de abstinencia absoluta y donde los resultados son muy malos, con tasas de abandono muy altas y tasas de abstinencia que no llegan al 10% (58, 48).
5.2. Características de los programas de reducción de daños El cambio de prescripción y la búsqueda de la
reducción del consumo es únicamente un aspecto parcial de estos programas, ya que la reducción del consumo no implica obligatoriamente una mejoría de todos los problemas y enfermedades de los dependientes del alcohol. Existe una relación estrecha entre la reducción del consumo y la mejoría de las complicaciones somáticas (30, 59), pero no de una manera tan directa en el funcionamiento social y laboral, lo que implica la necesidad de intervenciones específicas sobre estas áreas, y que junto a las intervenciones
sobre el consumo definen los programas de reducción de daños. 
La hospitalización, frecuente y reiterada, seguirá siendo un recurso imprescindible tanto para resolver situaciones de crisis como para desintoxicar y establecer periodos de abstinencia prolongada que permitan
el manejo de las complicaciones somáticas y psíquicas asociadas (48). En los casos más graves, la necesidad de alargar el ingreso va a requerir de dispositivos de estancia media y prolongada, asi como unidades residenciales para estancias permanentes.
Las técnicas psicoterapéuticas utilizadas en los programas de reducción de consumo en no dependientes (60), pueden ser igual de eficaces en los dependientes, pero no en programas de intervención breves y muy breves sino a largo plazo y de manera sostenida, asi como la utilización de distintos fármacos utilizados inicialmente para conseguir la abstinencia, que se han mostrado útiles en la reducción de los niveles de consumo. En este sentido, no se deben descartar las benzodiacepinas de vida media media o larga, cuya utilización de forma prolongada puede ayudar a reducir los niveles de consumo, aunque requieran estar atentos a la escalada de dosis o a la presencia de efectos paradójicos. Más útiles y con menos riesgos son aquellos fármacos sin capacidad adictiva y sin interacciones graves con el alcohol como son la buspirona, los inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina, el acamprosato y la naltrexona (61, 62).
Las intervenciones sobre las complicaciones y factores asociados al consumo, prioritarias en estos programas, van a suponer, como ha ocurrido en otras adicciones (63, 64, 65 ), importantes cambios en los
dispositivos asistenciales con incorporación de profesionales y redes sociales amplias. La retención en el tratamiento se convierte en el objetivo primordial y en indicador de calidad del programa y los buenos resultados se van a asociar a : fácil acceso al tratamiento, accesibilidad física del centro con horarios adecuados, accesibilidad de los miembros del equipo, calidez y permanencia del personal, coordinación con servicios sociales, diversidad de los servicios ofrecidos, orientación del tratamiento hacia el largo plazo, presencia de apoyo terapéutico, tratamiento focalizado en la rehabilitación, actitud del equipo terapéutico caracterizado por no presionar a los pacientes hacia la abstinencia y planeamiento del programa a plazo indefinido, flexibilidad e individualización del marco terapéutico (66). 

miércoles, 18 de abril de 2012

Obama en Colombia: “Legalizar las drogas no es la respuesta”


El presidente de uno de los mayores países productores de cocaína, Juan Manuel Santos, de Colombia, y el del mayor consumidor mundial de drogas, Barack Obama, de EE UU, amigos y aliados, discrepan en un punto: la despenalización de las drogas como una vía de solución a la violencia del narcotráfico. En un acto público celebrado en el marco de la VI Cumbre de las Américas, en Cartagena de Indias, Obama afirmó que "legalizar las drogas no es la respuesta", porque solo "empeoraría" un problema que ya siembra de cadáveres la región. Santos, por su parte, consideró que la estrategia de guerra contra las drogas de los últimos 40 años no ha dado resultados satisfactorios y que era necesario buscar "alternativas más eficaces".
"Mi posición personal y la de mi Gobierno", dijo Obama, "es que la legalización de las drogas no es la respuesta. De hecho, si uno considera qué pasaría, veríamos que habría un comercio masivo de drogas que dominaría a muchos países, sin límites para sus operaciones, y esto podría ser mucho más dañino que las condiciones que existen en este momento".
Pero el presidente de EE UU admitió la responsabilidad de su país en el problema y estimó "legítimo" abrir el debate sobre la regulación o despenalización de los estupefacientes. "Somos conscientes de nuestra responsabilidad en este tema y creo que es completamente legítimo entablar una discusión sobre si las leyes que están ahora en vigor son leyes que quizá están causando más daños que beneficios en algunos campos", afirmó. Obama recordó que EE UU ha invertido 30.000 millones de dólares en programas de prevención y tratamiento.
Muchos de los asistentes al debate entre los dos líderes interpretaron las palabras de Obama en el contexto de que está inmerso en la campaña electoral para su reelección y no descartaban que de lograr un nuevo mandato la iniciativa a favor de la despenalización pudiera cobrar fuerza.
Santos, que habló con la autoridad de ser el presidente de uno de los países que más ha sufrido la violencia de los carteles de la droga, defendió la necesidad de examinar si la estrategia de guerra desplegada por Washington a principios de los años setenta durante la presidencia de Richard Nixon es efectiva. "Llegó el momento de analizar si lo que hacemos en materia de lucha antidrogas es lo mejor o buscamos una alternativa más efectiva y menos costosa", señaló.
Sin embargo, el mérito de haber introducido el debate sobre la despenalización en la agenda de la región hay que atribuírselo al exgeneral y presidente de Guatemala, Otto Pérez, el primer jefe de Estado en ejercicio en plantearlo. Guatemala como otros países de Centroamérica vive una ola de violencia asociada al narcotráfico que supone un auténtico desafío a la viabilidad de los Estados. Las tasas de mortalidad vinculadas al crimen organizado se han disparado, sobre todo en Honduras, y los carteles mexicanos han extendido sus operaciones en la región al sentirse más presionados en su país.
En una entrevista con el diario colombiano El Tiempo, Otto Pérez subraya que la política antidrogas seguida hasta ahora no ha funcionado —"los carteles han crecido, el consumo ha aumentado igual que los homicidios"— y acusa a EE UU de "boicotear" la cumbre regional que convocó en Guatemala el pasado 24 de marzo para tratar el tema "presionando a algunos presidentes para que no vinieran". De hecho, a aquella cita solo acudieron los líderes de Panamá y Costa Rica.
La búsqueda de soluciones innovadoras frente al narcotráfico no figuraba en el programa oficial de esta edición de la Cumbre de las Américas pero se convirtió en uno de esos resultados intangibles a los que son proclives esta clase de cónclaves.
Dos temas que sí estaban en la agenda, la participación de Cuba en este club y el fin de su aislamiento diplomático así como el apoyo regional a la reivindicación argentina sobre las islas Malvinas, estaban encallados. Los cancilleres de la treintena de países participantes no lograron un consenso sobre ambas y no hubo una declaración final.
EE UU y Canadá vetan la participación de La Habana por no cumplir con los requisitos democráticos exigibles para ello. Los países de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de América (ALBA), que lidera la Venezuela de Hugo Chávez, emitieron, por su parte, un comunicado en el que anuncian su decisión de no participar en las próximas cumbres de las Américas si Cuba no es incluida.
En el caso de las Malvinas, el malestar en la delegación argentina era patente por no haber logrado el respaldo continental. La reivindicación de Buenos Aires no fue mencionada por el presidente Santos en la inauguración de la cumbre el sábado y se daba por hecho que EE UU no iba a entrar en conflicto con sus aliados británicos por este tema. La presidente argentina, Cristina Fernández, abandonó Cartagena sin esperar al final de la cumbre.

OEA estudiará nueva política antidrogas


Argentina, Bolivia y Venezuela abandonaron la reunión formalmente.
El mandatario de Colombia y anfitrión de la Cumbre, Juan Manual Santos, tuvo que limitarse a presentar un resumen verbal de los debates y de los mandatos aprobados sobre los cinco ejes temáticos de la reunión: mitigación de los desastres naturales, cooperación en materia de seguridad ciudadana, integración en infraestructura, uso de tecnologías de la información y las comunicaciones, y erradicación de la pobreza y la desigualdad.
Los dos párrafos de la declaración final que se referían a Cuba fueron rechazados por Estados Unidos y Canadá. El texto daba cuenta del deseo de América Latina y el Caribe de que a los próximos encuentros continentales se invite a esa isla caribeña y manifestaba rechazo al embargo que Washington mantiene contra Cuba desde hace más de 50 años.
Los desacuerdos giraron también en torno a otros temas no incluidos en la agenda oficial: el reclamo argentino de soberanía sobre las australes Islas Malvinas, tema que aparentemente no fue debatido en las sesiones, y el ostensible fracaso continental de la guerra contra las drogas, que sí se discutió.
En materia de narcotráfico, se acordó crear un Sistema Interamericano de Lucha contra el Crimen Organizado. La Organización de los Estados Americanos (OEA) será encargada de ponerlo en marcha en un año.
El punto de partida serán reuniones de expertos sobre diferentes enfoques para esa lucha, incluida la despenalización que han planteado varios países, encabezados por Guatemala. Se convocará a instituciones como la Organización Panamericana de la Salud para que presenten sus posiciones en materia de salud y consumo de drogas.
La propuesta fue de México, según explicó su presidente, Felipe Calderón.
Ese país, que vive una sangrienta guerra al narcotráfico, acogerá y financiará a la entidad que coordine las iniciativas del Sistema.
"Que no se llegue en todo a acuerdos es más que normal, ¿quién iba a pensar que se iba a llegar aquí a un acuerdo sobre Malvinas o Cuba?", justificó Santos en su comparecencia final tras las sesiones de la Cumbre el sábado 14 y el domingo 15 en Cartagena de Indias.
Es probable que Santos firme en solitario el resumen de la cumbre.
La fórmula de la V Cumbre, celebrada en 2009 en Puerto España, capital de Trinidad y Tobago, fue dejar que el primer ministro de ese país, Patrick Manning, firmara, solo, un resumen de 67 páginas y nueve epígrafes sobre asuntos "importantes, ninguno prioritario", analizó en ese entonces el sociólogo argentino Juan Tokatlián.
Hasta ese momento, todas las cumbres de las Américas, creadas en 1994 y que se han realizado cada tres años, terminaban con una declaración final consensuada.
OBAMA NO BRILLÓ Además de quedar a la defensiva en cuanto a Cuba, Obama no ha logrado cambios significativos en las relaciones con América Latina. Y en Cartagena de Indias su presencia se vio afectada por el escándalo de 11 agentes de su Servicio Secreto, enviados de regreso a su país por, supuestamente, haber llevado prostitutas a sus habitaciones de hotel.
"Con foto de familia, pero sin declaración final", tituló el domingo 15 el comunicado oficial del Gobierno de Argentina, luego de que la presidenta de ese país, Cristina Fernández, se retirara en forma anticipada.
"Hay una sensación positiva por haber mediado entre Estados Unidos y otros países", dijo Santos en la rueda de prensa final, y agregó que no se puede hablar de "fracaso".
La analista uruguaya Laura Gil, ex profesora de la Academia Diplomática San Carlos adscrita a la cancillería colombiana, hizo para IPS un listado de "ganadores" y "perdedores" de la VI Cumbre.
Según Gil, los "ganadores" son, en primer lugar, Cuba, porque sin pedirlo fue la protagonista. Ecuador, porque no estuvo, pero puso sobre la mesa el asunto central. Y América Latina, porque hizo una manifestación de autonomía frente a Estados Unidos.
En tanto, los "perdedores" son Estados Unidos, porque no pudo imponerse, como ha sido usual. Y Colombia, que no logró perfilarse como líder regional, puesto que una cumbre como esta se le salió de las manos.
Para el mexicano Calderón, si bien Cuba y Malvinas son importantes, los temas medulares para el continente y las relaciones hemisféricas son el desarrollo y cómo avanzar hacia él en forma común.
El mandatario citó a la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, Alicia Bárcena, quien en su discurso, el sábado 14, pronunció según Calderón la frase clave de la Cumbre: "El paradigma hoy es igualar para crecer y crecer para igualar".

El tabaco agrava los síntomas de la alergia


El humo del tabaco agrava los síntomas alérgicos, ya que los cigarrillos contienen sustancias químicas que "irritan las mucosas respiratorias y provocan una mayor exposición de éstas a los alérgenos".
El tabaco es perjudicial para la salud, pero lo es aún más para las personas que tienen algún tipo de alergia. Estos pacientes "ven agravada su sintomatología por el humo y tienen mayor resistencia a los tratamientos antihistamínicos", asegura el director de la Clínica Ojeda de Asma y Alergia, el doctor Pedro Ojeda.
El número de alérgicos en España es muy elevado, y alcanza ya a entre el 15 y el 20 por ciento de la población. Para estos enfermos existen antialérgicos y vacunas preventivas, pero también necesitan "dejar de fumar". Por ello, recomienda que los fumadores alérgicos soliciten ayuda profesional en las unidades de cesación tabáquica.
Recrudecimiento de síntomas
Esto es especialmente necesario debido a que se esperan para este añoconcentraciones del polen de gramíneas de en torno a los 2.600 granos, "cuando la mayoría de los pacientes ya presentan síntomas a partir de los 50", subraya. Estos alérgicos tienen síntomas que van desde la congestión nasal a la conjuntivitis, pasando por los estornudos. Si además el paciente es fumador, aumenta la facilidad del alérgeno de penetrar en el organismo, impactando de una doble manera sobre las vías respiratorias", argumenta.
Además, se produce una prolongación de la permanencia del alérgeno en la mucosay, por lo tanto, se produce el recrudecimiento de los síntomas en los fumadores. Sin embargo, esta coyuntura no es exclusiva de los fumadores, ya que los pasivos "también se ven afectados por el humo del tabaco aunque no de forma tan acentuada", concluye.

Unasur debatirá despenalización de las drogas


Los países miembros de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) debatirán sobre la despenalización de las drogas como estrategia para el combate de este flagelo, informó la secretaria general del organismo, María Emma Mejía.
Mejía expuso que ésta "es una de las propuestas a evaluar " y será debatida en la próxima cumbre de ministros de Defensa, Interior y Justicia de Unasur, que se celebrará en Cartagena, al norte de Colombia, los días 3 y 4 de mayo; en el marco de la revisión de "temas de seguridad pública y de crimen organizado trasnacional ".
La región "empieza a tener un debate o un pensamiento sobre la guerra contra las drogas. Creo que es un tema fracasado y hay que empezar a pensar en otras instancias", sostuvo la colombiana.
Según Mejía, la despenalización de las drogas "va a ser a futuro el debate en el Consejo Suramericano de Lucha contra las Drogas".
En otro orden de ideas, la secretaria de la Unasur adelantó que esta instancia avanza también en materia de infraestructuras, telecomunicaciones e integración económica.
Dijo que es la solidez que la economía ha alcanzado en la región lo que el organismo quiere preservar como un manto impermeable contra la crisis europea.
"Europa sigue siendo un ejemplo para nosotros de integración real, pero trataremos de no cometer sus mismos errores ni los nuestros propios. Y que su situación no nos afecte a nosotros en recursos naturales, los cuales queremos gobernar" , apuntó Mejía.
Esta iniciativa se suma a la del presidente de Guatemala Otto Pérez, quien tras reunirse con el presidente de El Salvador, Mauricio Funes, afirmó que la despenalización las drogas debería ser adoptada por todos los países afectados por la producción, el tránsito y el consumo de la droga para que sea efectiva.
Asimismo el mandatario guatemalteco criticó la negativa de Estados Unidos a debatir su polémica propuesta de despenalizar las drogas para reducir la violencia del narcotráfico en la región.
"Tenemos 30 años de estar en esta guerra, y eso incluye a todos los países que se han visto afectados por el camino de muerte y corrupción" del narcotráfico, expresó el mandatario en una entrevista con el diario Prensa Libre.
La embajada estadounidense en Guatemala reaccionó con una declaración de rechazo a la propuesta.
"Estados Unidos continúa oponiéndose a estas medidas porque la evidencia muestra" que el problema de las drogas "es una amenaza a la salud y la seguridad pública", puntualizó la representación diplomática.
"La secretaria de Estado (Hillary Clinton) dijo que por cada tres dólares que nosotros debemos poner (en la lucha contra el narcotráfico), ellos iban a poner un dólar, y eso es 75% contra 25%, cuando el gran consumo está en Estados Unidos. Hay una corresponsabilidad que no está balanceada", afirmó Pérez.

lunes, 16 de abril de 2012

Entrevista: Otto Pérez Molina, Presidente de Guatemala. Una cumbre, 33 líderes y una pregunta: ¿fracasó la lucha antidrogas?


En el último año se ha observado un cambio importante frente al tema en América Latina: jefes de estado refiriéndose abiertamente al tema del fracaso de la lucha antidroga y la necesidad de abrir un debate sobre una posible legalización, entre ellos Felipe Calderón de México y Juan Manuel Santos de Colombia.
Uno de ellos es el actual presidente de Guatemala Otto Pérez Molina. Lo que hace más interesante su caso es que fue un activo general en el ejército de su país y jefe de los servicios de inteligencia, por lo que se vio involucrado directamente en la lucha antidrogas.
Hoy, con su experiencia militar, advierte: con la estrategia que siguen varios países, la batalla contra el tráfico de drogas no se puede ganar.
Al contrario, le dice a BBC Mundo: "La guerra se está perdiendo y eso hay que reconocerlo".
Así, su propuesta es abrir el debate a nuevos caminos como la despenalización del consumo de drogas y el pago de una indemnización por cada cargamento que se incaute en Centroamérica.
La propuesta de Pérez Molina ha encontrado resistencias, no sólo en Estados Unidos sino también entre los gobiernos vecinos de Honduras, Nicaragua y El Salvador.
Pero no hay muchas alternativas, reconoce. El camino de los últimos 40 años para combatir el narcotráfico no ha funcionado, y es momento de pensar en alternativas... Entre todos.
Porque mientras exista un consumidor del tamaño de Estados Unidos, insiste, "esta guerra va a ser imposible de ganar".
Usted pide analizar alternativas contra la violencia por el narcotráfico, como la despenalización del tránsito de drogas por Centroamérica y que los países consumidores paguen por los cargamentos incautados. ¿Cuáles son las acciones concretas para conseguirlo?
Hemos llamado a un debate primero en la región centroamericana, y ahora vamos a aprovechar la Cumbre de las Américas para buscar este diálogo. Aprovecharemos cualquier otro foro, porque el tema de la droga no sólo es una cuestión centroamericana ni del continente sino un tema mundial.
Queremos llamar al debate y al diálogo para encontrar nuevas formas para hacer frente a este tema que ha producido tanta violencia e inseguridad.
Mi llamada va desde endurecer la lucha contra contra el narcotráfico, a encontrar temas como la despenalización o regularización.
No es lo que algunos entienden, que se pueda vender droga en cualquier lado, no. Sabemos que es dañino, que se debe hacer un esfuerzo muy grande por regularlo.
Regulación para la producción, el tránsito y el consumo. Es un tema complicado, difícil, pero no lo podemos evadir.
¿Pagar por cada cargamento que sea incautado en Centroamérica?
Si el tema es seguir en lo que hoy se está haciendo en los países de la región centroamericana, y le hablo específicamente por Guatemala, debemos tener recursos para mantener el esfuerzo.
Y esos recursos podrían provenir de una compensación económica por los cargamentos que se vayan confiscando, o por las plantaciones destruidas.
De ahí podrían venir recursos para un mejor equipamiento o mejores servicios de inteligencia. Una mejor lucha si la decisión fuera que siguiéramos endurenciendo la guerra.
Pero si no es así, porque después de 40 años esta guerra no ha demostrado ser exitosa, debemos buscar otras rutas, alternativas para hacer un mejor frente.
¿No es una contradicción pedir que se pague por la droga incautada, y al mismo tiempo permitir que circule por Centroamérica?
No, lo que se plantean son diferentes alternativas. Si nos cerramos en una sola propuesta pues va a haber rechazo, algunos la van a criticar y otros dirán que no es la respuesta.
Antes que eso suceda llamamos a un diálogo responsable, serio, donde científicamente se analice lo que ha estado pasando en el tema de la droga.
¿Se puede lograr este plan sin la participación del gobierno de Estados Unidos?
Es necesario que todos los países en la región estemos incluidos. Estados Unidos dijo estar contra de la despenalización pero que pueden participar en un diálogo, y eso es un paso importante. Que se pueda discutir. Qué alternativas y qué nuevas rutas puedan encontrarse se verá con el tiempo. No esperemos ahora una decisión en la Cumbre de las Américas, o en algún foro más adelante.
Es un tema que va a llevar tiempo, habrá otras propuestas pero lo importante es la reflexión con todos los presidentes, jefes de estado que están en el ejercicio del poder, no los que estén retirados.
Los presidentes de Honduras y El Salvador se oponen a su propuesta. ¿Qué les dice para convencerlos?
Antes de la cumbre de las Américas el presidente pro témpore de SICA (Sistema de Integración Centroamericana), convocó a una reunión para buscar una posición conjunta.
Mi propuesta no va a ser sólo sobre el tema de la despenalización, sino discutir con seriedad y responsabilidad sobre otras rutas para una lucha más exitosa.
Allí podríamos lograr una posición conjunta. La presidenta de Costa Rica (Laura Chinchilla) está dispuesta a que encontrar otras alternativas; el presidente de Panamá (Ricardo Martinelli) también dijo que se deben buscar otros caminos.
Otros presidentes como Honduras, El Salvador y Nicaragua podrían estar de acuerdo en discutir nuevas alternativas, no necesariamente la despenalización en la que dijeron no estar de acuerdo pero otras opciones que nos unifiquen en Centroamérica.
Usted es un militar que combatió en una guerra. Desde su experiencia y formación, ¿cree que es posible ganar una guerra contra las drogas con las estrategias aplicadas hasta el momento?
No. Le quiero decir que no. Y eso es lo que me llama a mí, con la experiencia que he tenido como militar donde también me ha tocado luchar contra el narcotráfico como director de inteligencia hace 20 años.
Ahora, como presidente, encuentro que la situación está peor. No vamos en la ruta de que la guerra se esté ganando, al contrario, creo que la guerra se está perdiendo y eso hay que reconocerlo. Debemos tener la valentía y la responsabilidad de reconocer que no hay posibilidades, que mientras haya un mercado del tamaño que representa Estados Unidos para el consumo esta guerra va a ser imposible de ganarla.
Las cantidades son millonarias en tráfico de armas, en la influencia y el crecimiento que tienen los carteles, el debilitamiento que hacen a las instituciones democráticas en países como Guatemala y otros de Centroamérica.
Yo le diría: no estamos en la ruta, hay que reconocerlo y para eso hay que tener la valentía de decirlo, no estamos ganando la guerra. No es ésta la forma, tenemos 40 años de estar en esta lucha y esta guerra no se está ganando. Tenemos que ser creativos y serios para encarar nuevas rutas y reconocer que debemos implementar otras alternativas.